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Educar a través de la música y las nuevas tecnologías

Profesor Guillermo Ruales Ipiales.

Profesor Guillermo Ruales Ipiales.

Desde hace cinco años el profesor Héctor Guillermo Ruales viene desarrollando en la ciudad de Ipiales (Nariño) un proyecto de educación musical para niños y comunidades indígenas, a partir del uso y apropiación de las nuevas tecnologías.

Música y nuevas tecnologías

¿Cómo surgió la iniciativa de enseñar música a partir del uso y apropiación de las nuevas tecnologías?

Hace varios años veníamos trabajando en la idea de rescatar nuestros valores culturales en la región de Ipiales y los cabildos indígenas que hay en sus alrededores –San Juan y Yarumal-, de tal manera que a través de la música andina y el uso de las TIC, los niños pudieran mejorar sus procesos de aprendizaje, a partir de un proyecto cuya implementación fuera muy sencilla.
Que una persona pudiera ir a un estudio de grabación resultaba prácticamente imposible debido a los costos, así que como en la institución educativa donde trabajo teníamos unos computadores y algunas tarjetas de sonido, se me ocurrió la idea de diseñar un programa de capacitación en el que los estudiantes pudieran sacarle el mayor provecho posible a los nuevos programas de edición y escritura musical.

¿Cuál es la importancia del carácter eminentemente vocacional de este proyecto?

El carácter de voluntariedad tiene ventajas pero también plantea algunas desventajas. Por ejemplo, como en las instituciones donde se ha logrado implementar este programa la enseñanza de la música sigue sin hacer parte del componente curricular resulta imposible garantizar su continuidad.
Sin embargo, a partir de los cinco o seis años se puede dar inicio a un proceso de formación musical mucho más riguroso, en la medida que el niño demuestre tener interés por este tipo de formación, porque estoy convencido de que si un niño va a estar en la escuela todo el día es importante brindarle la posibilidad de fortalecer su parte artística junto con las otras destrezas que hacen parte del pénsum.

¿Qué razones lo llevaron a involucrar otras áreas del conocimiento con su proyecto de enseñanza de la música?

Poder construir un acorde o un sonido, así como lograr interpretar un instrumento hace que el estudiante se motive, y llegar a relacionar compases de 2/4, 3/4 o 4/4 con aspectos como la enseñanza de los fraccionarios es una experiencia que se produce de manera muy natural, por lo que la introducción al aprendizaje de este tipo de temas resulta mucho más sencillo.
Para el caso del español, la relación más evidente está en las letras que hacen parte de cualquier canción, puesto que allí también se debe tener en cuenta aspectos relacionados con la gramática, ortografía y métrica. Eso ha contribuido en gran medida a mejorar las competencias comunicativas de los niños. Otro aspecto relevante es el de la expresión corporal, porque gracias a la música los niños adquieren mayores habilidades respecto al conocimiento y manejo del cuerpo.
En lo que respecta a las ciencias sociales, no podemos olvidar que la música y nuestras tradiciones ancestrales tienen su historia y desarrollo, que para el caso de nuestra región está muy vinculado a los aires andinos. Esa situación nos llevó a la necesidad de desarrollar un software –La música andina latinoamericana, una necesidad de comunicación- en el que los niños pudieran encontrar una explicación a los orígenes e historia de instrumentos como la quena, los bombos o la zampoña.

¿Cuáles son los orígenes de este software?

Este software fue diseñado a partir de un trabajo de investigación que realizamos en compañía de otros compañeros sobre la música andina latinoamericana y la manera en que sus diversos componentes llegaron a nuestro país, porque queríamos que los niños conocieran los orígenes de las diversas agrupaciones musicales de nuestra región. Así que decidimos realizar un trabajo de investigación acerca de su historia, junto con los registros digitalizados de del sonido de cada uno de sus instrumentos: bombo, charango, tiple, zampoña, en fin.
En la primera parte trabajamos con niños de los grados noveno hasta once y en la segunda fase decidimos hacerlo extensivo a niños más pequeños de Primaria, con la intención de que lo conozcan y puedan emplearlo en diferentes clases. En ese momento tenemos la intención de ampliar toda esa información para crear una aplicación para teléfonos móviles que nos permita darle mucho mayor alcance al proyecto.

¿Cuál es la importancia del componente de robótica?

La parte de robótica no solo ayuda a potenciar la creatividad de los estudiantes, sino que además logra fortalecer el carácter interdisciplinario entre diversas áreas. Por ejemplo, nosotros construimos robots a partir de materiales reciclables y tenemos proyectado llegar a construir instrumentos que funcionen con impulsos eléctricos a partir de arduinos –lenguaje de programación que se realiza a través de tarjetas y sensores-, pero hasta el momento nos hemos concentrado en musicalizar algunos de los movimientos de estos robots, teniendo en cuenta el contexto de nuestra propia música.

La música y los niños

Profesor Guillermo Ruales Ipiales.

Profesor Guillermo Ruales Ipiales.

¿Qué papel tienen las familias a lo largo de todo este proceso?
La familia es fundamental y su acompañamiento resulta decisivo en el éxito del proyecto. Afortunadamente la comunidad ha recibido muy bien esta iniciativa y tan solo en el componente de robótica pudimos observar que los padres participaban de manera activa y contribuían a sacar adelante los proyectos de sus hijos.

¿A partir de qué edad considera conveniente iniciar este tipo de formación?

Hay unos proyectos de referencia muy buenos –mi hija está a cargo de uno de ellos en el Centro de Estudios Superiores María Goretti (CESMAG) de Pasto-, porque incluso comienzan a partir de la educación preescolar.
Eso es fantástico porque creo que entre más temprano pueda darse inicio a este tipo de formación los resultados serán mejores. Lo importante es que el docente sepa motivar a esos niños tan pequeños, porque a partir de ese momento se van a poder desarrollar mucho mejor todas sus competencias artísticas, junto con las que normalmente exige la educación tradicional.

¿Cuáles son los principales aspectos que se deben tener en cuenta a la hora de vincular a niños más pequeños a este tipo de proyectos?

Enseñar a un niño de primaria una escala musical o la conformación de una escala armónica no es tan sencillo, de manera que contar con un software que nos permita darles las primeras nociones respecto a lo que es un compás o una introducción a la percusión resulta muy valioso.
La flauta dulce sigue siendo muy accesible y fácil de llevar, de tal manera que el niño puede familiarizarse con mayor facilidad con este instrumento. Lo importante es despertar el interés y la curiosidad por la música, porque ninguna actividad artística debe ser considerada como una obligación.

¿Qué tan importante es que los niños tengan un contacto directo con los instrumentos?

Una de las ventajas de los instrumentos de música andina es que se pueden conseguir con relativa facilidad; en nuestra región hay varios lutier que construyen zampoñas y quenas, y aunque contamos con el apoyo de entidades como las Secretarías de Educación, nosotros también solemos recurrir a los padres de familia.
Sin embargo, como la situación económica de nuestra región puede llegar a ser muy precaria, muchas veces construimos nuestros propios instrumentos, de hecho esa es una parte muy importante que también hace parte del proyecto.

¿Qué cambios ha observado a partir de la implementación de este nuevo proyecto educativo?

En Ipiales este proyecto es considerado como un modelo de aprendizaje y ya hay varios docentes que lo están incorporando a sus programas, porque creemos que realmente se pueden producir cambios significativos en la forma como los estudiantes apropian el conocimiento.
Por ejemplo, en el Centro Educativo Tusandala, acá en Ipiales, los niños se caracterizaban por tener un tipo de formación académica con una metodología muy conservadora, pero cuando se implementó el proyecto se produjo un cambio en el interés y motivación que muchos de ellos tenían al ir al colegio.
La posibilidad de educar debe desarrollarse más allá de un tablero, y este tipo de propuestas brindan la posibilidad de que el niño resuelva sus inquietudes y problemas sacando el mayor partido posible de las nuevas herramientas tecnológicas.

¿Cuáles han sido las principales dificultades que ha tenido a la hora de desarrollar este proyecto?

Trabajar en zonas apartadas del casco urbano puede ser complicado, y aunque afortunadamente logramos acceder a 25 tabletas suministradas por el programa Computadores para educar, en las que se cargan algunos programas e información esencial para poder trabajar, la mayor dificultad que tenemos es la de la conectividad.

¿Qué diferencias encuentra al trabajar con comunidades indígenas respecto a la labor que habitualmente realiza en la escuela?

El trabajo en un cabildo indígena debe ser más comprometido, y la razón es que se debe rescatar el componente cultural. Por ejemplo, en San juan están Los sanjuanes y en la vereda Tusandala los niños deben tratar de conocer aquellos aspectos relacionados con su idiosincrasia. De tal manera que este proyecto también está encaminado al rescate de los valores tradicionales y culturales.
No quiere decir ello que durante los diferentes cursos y talleres que realizamos no se incorporen algunos otros ritmos, pero sí procuramos hacer un esfuerzo por preservar la esencia musical de nuestros pueblos indígenas.
El proyecto ha tenido gran acogida entre estas comunidades porque el uso de la tecnología resulta un elemento adicional de gran motivación para todos los niños, puesto que muchos de los procesos –escribir una partitura, por ejemplo- se terminan simplificando, además de volverse mucho más entretenidos.

Héctor Guillermo Ruales

Profesor Guillermo Ruales Ipiales.

Profesor Guillermo Ruales Ipiales.

Licenciado en música y con una experiencia de más de 20 años, en 2011 el profesor Ruales se dio a la tarea de conformar una serie de cursos y talleres en la Institución Educativa San Juan Ipiales, con el fin de que los alumnos pudieran sacar el mayor provecho posible a las nuevas plataformas tecnológicas, también conocidas como nuevas tecnologías de la Información y la comunicación (TIC).
Su intención era la de rescatar la tradición de las músicas andinas del sur del país gracias a la conformación de un estudio digital concebido a partir de las distintas herramientas que había disponibles en ese momento: computadores, sistemas de amplificación, micrófonos y tarjetas de sonido.
“Este es un proyecto abierto a todos los estudiante de la institución, pero son ellos quienes escogen de manera voluntaria si quieren vincularse, porque aprender a conocer y querer nuestras raíces musicales no puede surgir de una obligación”, precisa el docente.
Posteriormente, el maestro Ruales decidió convocar a algunos de sus colegas con el fin de desarrollar un ambicioso proyecto de carácter interdisciplinario que en la actualidad involucra a las áreas de matemática, español y ciencias sociales en los programas de Primaria y Bachillerato.
“El componente lúdico en la formación de cualquier niño resulta determinante para el resto de actividades y materias que deberá cursar durante el periodo escolar, porque gracias a la música y otras expresiones artísticas los niños podrán sentirse mucho más motivados e interesados por el resto de asignaturas cuya enseñanza todavía es más rígida y convencional”, asegura el maestro.
Luego de adelantar sus primeros estudios en comercio y contaduría, el profesor Ruales ha realizado diversos cursos de postgrado en Multimedia Educativa, Informática Telemática y Computación para la Docencia, además de una Maestría en Educación en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales con sede en Argentina.
“Gracias a este proyecto tuve la oportunidad de viajar a Corea del Sur, país en el que estuve cerca de un mes, y donde pude adquirir nuevos conocimientos relacionados con la cultura, la música y la tecnología”, destaca el maestro, quien también hace parte de la agrupación musical Antarki, especializada en ritmos de la región andina.

Texto: Juan Carlos Millán Guzmán, Fundación Nacional Batuta.
Concepto audiovisual y fotografías. Mauricio Patiño, Ministerio de Cultura.