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El año en que se transformó la educación musical en Colombia

Actualmente, 6861 docentes y gestores culturales de 29 departamentos del país enseñan música a través de Viajeros del Pentagrama, la Estrategia de Apoyo a la Formación Musical de MinCultura. Conozca cómo lo han logrado, incluso en zonas con precario acceso a internet.

 

historias 18 docentes md

Por Lucy Lorena Libreros 
Periodista cultural.

Hace tres años el Ministerio de Cultura, la Fundación Nacional Batuta y la Organización de Estados Iberoamericanos, OEI, se unieron bajo el mismo sueño: crear la Estrategia de Apoyo a la Formación Musical Viajeros del Pentagrama. Estaría proyectada a seis años y les permitiría a docentes de preescolar y primaria, no formados en música, enseñar esta asignatura a niños entre los 5 y los 11 años través de unos contenidos y una metodología que hicieran esta tarea no solo fácil sino divertida.

El objetivo propuesto en ese entonces no era convertir a los niños en genios musicales como Mozart, que a los 4 años ya interpretaba el clavicordio y componía obras musicales. Se trataba de democratizar el acceso a la formación musical: llegar con ayuda de la tecnología a territorios apartados donde son escasos los procesos de formación musical y donde no se cuenta en la mayoría de los casos con docentes preparados para la enseñanza de la música.

Mincultura, Batuta y la OEI estaban convencidos de los enormes beneficios que el aprendizaje de la música tiene en los niños pues trasciende a otras áreas del conocimiento como las matemáticas y el lenguaje, así como su desarrollo social y cognitivo.

La estrategia fue presentada a los colombianos, en julio de 2017, con los contenidos completos del primer año de formación, tras meses de pilotajes con varios docentes de todo el país. Pilotajes en los que los propios niños nos iban mostrando el camino y eligiendo el nombre que finalmente llevaría la plataforma y los personajes que hacen parte de su narrativa espacial.

La gran meta en 2018 era emprender la labor de socialización de la estrategia en todo el país para ampliar el número de usuarios de la plataforma y explicar los tres objetivos claves de la estrategia: que al terminar los seis años de formación los niños aprendieran a leer y escribir música; cantar a cuatro voces e interpretar un instrumento musical.

Así, desde febrero de este año, se dio inicio a lo que se denominó la Gira Viajera. Una labor que se desarrolló a través de 74 socializaciones en 39 municipios.

La plataforma (www.viajerosdelpentagrama.gov.co) cuenta ya con 6861 usuarios registrados en 29 departamentos de toda Colombia. Un año después de su lanzamiento, el sueño fue creciendo y transitando caminos que no estaban proyectados en un comienzo: una biblioteca que utiliza los videojuegos de Viajeros para trabajar con jóvenes en situación de discapacidad cognitiva; padres de familia y abuelos que disfrutan con sus pequeños las actividades propuestas; ludotecarios que han encontrado en la plataforma el soporte de su trabajo; y hasta maestras jardineras del ICBF que amoldaron la metodología de una estrategia proyectada en un comienzo para niños entre los 5 y los 11 años a sus alumnos de primera infancia.

En la actualidad, la estrategia cuenta con una comunidad de docentes, gestores culturales, padres de familia y bibliotecarios en 29 departamentos. Desde La Guajira hasta el Cauca. Desde el Chocó hasta el Casanare. Siendo Bogotá (1335), Valle del Cauca (285), Meta (157) y Cauca (156) las regiones con mayor número de usuarios registrados. Son usuarios que benefician a 130.000 niños de todo el país, especialmente en municipios de la Colombia más profunda.

Justamente, el pasado 9 de noviembre el proyecto congregó en Bogotá 17 de esas experiencias, todas ellas exitosas y con propósitos que varían según la región y necesidades educativas de cada usuario.

Gracias a este encuentro, fue posible escuchar las historias de profesores que acceden a los contenidos de Viajeros del Pentagrama a pesar de no contar con conectividad en sus municipios; de gestores culturales que encontraron otros usos en espacios como bibliotecas, ludotecas y procesos formativos de primera infancia; de docentes que han transformado la vida y comportamiento de sus alumnos gracias a la música; y de músicos de profesión que han cualificado su oficio gracias a la metodología propuesta por esta estrategia de formación musical.

educacion musical

Más allá de la conectividad.

Historias como la de Lucy Arlethy Mosquera, docente de la Institución Nuestra Señora de la Pobreza, localizada en Pie de Pepé, zona rural de Medio Baudó, en la selva chocoana. A pesar de las difíciles condiciones de conectividad, esta maestra ha compartido con sus estudiantes de cuarto grado los contenidos de Viajeros del Pentagrama, apoyada en la cartilla impresa y el DVD del Año 1 que conoció en la jornada de socialización que el proyecto desarrolló en Quibdó.

Aunque reconoce que su formación profesional no es en educación artística, esta profe acerca la formación musical a sus alumnos, trabajando incluso el rescate de ritmos, instrumentos y cantos propios de su región como los alabaos y gualíes.

"Nuestra población es afro con una minoría indígena. Viajeros del Pentagrama ha sido un reto, pero cuando eres un docente que debes enseñar de todo, tienes que volverte recursivo. A veces me toca consumir mis propios datos para descargar los contenidos que me interesan para mis clases y los comparto con otras docentes de la escuela para que ellas también se motiven a enseñar música, pese a no ser formadas en música como yo. Pero uno va descubriendo en Viajeros que todo está tan bien explicado que es fácil enfrentarse a esa tarea", relata la docente Lucy.

Sergio Otero, músico de Bucaramanga, enseña en la Institución Educativa Prema Sai, en el municipio de Piedecuesta, a una hora de la capital santandereana, en la vereda Barro Blanco. Se trata de una escuela que se sostiene con ayuda del Gobierno de la India y que acoge a niños con dificultades económicas.

Relata que esta zona no cuenta con acceso a internet. Una limitación que no ha sido, sin embargo, un obstáculo para aprovechar los contenidos de Viajeros del Pentagrama, especialmente las canciones y los videojuegos, que previamente descarga en su casa para llevarlos a su salón de clases. "La navegación de la página de Viajeros es muy intuitiva; se hace fácil seguir la metodología por cada uno de los módulos", asegura el docente.

Gracias a esta estrategia del Ministerio de Cultura, dice, ha logrado descubrir muchos niños talentosos para la música. Chicos en su mayoría hijos de campesinos que, después de estudiar, deben ayudar con las labores agrícolas de sus padres. "En el proceso musical que llevaba antes de conocer la plataforma, trabajaba con las cartillas de Yamaha de flauta y la de percusión y notaba que me enfrascaba y no exploraba la creatividad de los niños; que es lo que al final lo más importante".

Otro caso de éxito es el de Kely Yesenia Tovar, del corregimiento El Capricho de San José del Guaviare, donde trabaja como promotora de derechos de la primera infancia en la escuela rural José Miguel López Calle. Cuenta que su labor debe hacerla en medio de serias carencias, entre ellas la falta de energía eléctrica y con niños que, de una u otra manera, han sido afectados por el conflicto armado. De hecho, la escuela está muy cerca de una de las Zonas de Concentración creadas para albergar a desmovilizados de las antiguas Farc.

Destaca que gracias a la implementación de Viajeros del Pentagrama se ha involucrado a los padres en el proceso de formación musical de los niños. "Ellos nos apoyan en la creación de instrumentos musicales con material reciclado, que es una de las actividades que propone la plataforma y en la realización de actividades en las que se incorporan el canto y la danza".

Viajeros del Pentagrama también ha llegado hasta La Guajira, donde las docentes Ada Luz Ballesteros y Catia Gámez implementan los contenidos en el Centro Étnico No. 12, cuya sede principal, Muurai, se encuentra en Riohacha. Ellas han trabajado los contenidos de la plataforma sin conectividad, a través de la cartilla y DVD del Año 1 que conocieron durante la socialización que el proyecto hizo este año en la ciudad de Santa Marta.

A la comunidad wayuu con la que trabajan han llevado actividades como la construcción de instrumentos musicales con material reciclado (latas de cerveza y arena de mar) y canciones que inspiraron la composición de melodías propias como 'Amor y paz' que narran vivencias, problemáticas y necesidades que enfrentan los niños y jóvenes que hacen parte de la institución educativa. Y los ha motivado a despertar su recursividad pues tal como relata la profesora Ada Luz: "A veces ante la falta de tableros, porque es una escuela muy humilde, escribimos las clases en arena de mar".

Catia Gámez agrega: "Nosotros en la comunidad nos enfrentamos a problemas como la pérdida de nuestros valores culturales, la guerra y violencia sexual contra nuestros jóvenes. Lo que hicimos, motivados por la metodología de Viajeros fue componer una canción que les llevara esperanza a la comunidad. La música se ha convertido en un agente de integración no solo entre los niños y los jóvenes sino entre sus familias".

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Lucy Mosquera, docente de Quibdó, trabaja por rescatar la música del Pacífico con Viajeros del Pentagrama.

Usos alternativos de la plataforma.

En el camino de implementación fueron apareciendo otros usos para la plataforma de la mano de decenas de gestores culturales, padres de familia, cuidadores, bibliotecarios y ludotecarios que, si bien no son docentes ni trabajan en instituciones educativas, sí desarrollan procesos de formación con niños de preescolar y primaria y algunos incluso de edades distintas a ese periodo escolar.

Es el caso de Claudia Patricia Rozo, bibliotecóloga y administradora del Punto Vive Digital de la Comuna 7 de Cali, en el barrio 7 de Agosto del distrito de Aguablanca en Cali, donde funciona la Biblioteca Pública Comunitaria León de Greiff. "Conocí Viajeros del Pentagrama a través de la web del Ministerio de Cultura. Desde ese momento me pregunté cómo articular las actividades de la plataforma en el proyecto que manejo en la biblioteca y que se llama CogniTIC y que apoya a población con discapacidad intelectual. Entonces no trabajo Viajeros del Pentagrama como una clase de música sino como parte de la oferta cultural para este tipo de población que accede por ejemplo a contenidos de la estrategia como los videojuegos".

Un uso similar hace María José Flores, profesional en lingüística y literatura quien trabaja como ludotecaria en la Ludoteca Naves Chillss en San Andrés, que beneficia a 2.100 niños de toda la isla y en la que trabajan doce ludotecarias en total. Conoció Viajeros del Pentagrama gracias a la socialización el proyecto realizó este año en San Andrés.

"Nosotras, las ludotecarias, no desarrollamos clases de música como tal con los niños de instituciones públicas y privadas, sino encuentros lúdicos grupales. Viajeros del Pentagrama nos ha ayudado a explorar muchas posibilidades que nos brinda la música como el goce, el disfrute, la creatividad, la fantasía, la libertad y la divergencia. La expresión musical se ha convertido en un eje movilizador que les da a los niños la posibilidad de crear y expresarse a través de cuerpo, los sonidos y los símbolos", asegura María José.

Carolina Aguirre, docente de tecnología e informática en la Institución Educativa Bartolomé Mitre (sede Francisco José de Caldas), del municipio de Chinchiná, Caldas, trabaja con estudiantes desde el grado Transición hasta 5 de primaria. Los contenidos de Viajeros del Pentagrama los implementa de manera transversal en la clase de informática, gracias a los recursos que ofrece la página especialmente en la sección Aprende que cuenta con 16 videojuegos.

"Siempre he tenido inquietudes con la música. Y desde que conocí Viajeros del Pentagrama, hace seis meses, me propuse aprender sobre música a la par con mis estudiantes. A ellos les ha gustado y han respondido bien a esa propuesta especialmente porque involucra la tecnología y los niños de esta generación son nativos digitales. Todo les llega y lo aprenden más fácil con ayuda de la tecnología", cuenta Carolina.

 

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María Eugenia Suarez, docente de Armenia y usuaria de Viajeros del Pentagrama

Mejorando la práctica docente con Viajeros.

Este primer año de implementación también ha permitido conocer historias como las de María Eugenia Suárez, docente de la Institución Educativa Santa Teresa de Jesús de la ciudad de Armenia. Ella enseña ética y valores, religión y artística a cerca de 140 pequeños de los grados primero a tercero de primaria. Hijos de padres que se ganan la vida con las ventas ambulantes y los oficios domésticos; “niños a los que les suelen faltar cuidados, afecto y acompañamiento de sus padres”, tal como lo relata esta pedagoga infantil y magíster en educación e innovación artística.

Motivada por el propósito de transformar ese entorno hostil al que se enfrentan sus alumnos, algunos de ellos víctimas de abuso sexual, déficit de atención y deficiencias cognitivas, María Eugenia se acercó a Viajeros del Pentagrama y poco a poco fue incorporando los contenidos y metodología de la estrategia a sus clases. "Después de las primeras sesiones con Viajeros del Pentagrama, comencé a notar que los niños mejoraron su atención y concentración; se mostraban más participativos y alegres, se colaboraban entre ellos para las actividades artísticas, eran más disciplinados y educados. La música es como una medicina milagrosa", asegura la docente.

También historias como las de María Elena Vélez, del municipio de Sevilla, al norte del Valle del Cauca. Esta docente, que trabaja en una escuela rural y en la Casa de la Cultura del municipio y como gestora del popular Festival Bandola, dedicado a preservar la música tradicional colombiana, desarrolla los contenidos de Viajeros del Pentagrama desde hace 8 meses con estudiantes entre los 3 y los 12 años.

Para María Elena: "Los resultados han sido muy positivos. Yo llevo 40 años en la docencia y es la primera vez que me enfrento a una plataforma tecnológica para mis clases, pero esta me ha servido para aterrizar conceptos que uno viene usando hace años. Los niños se conectan fácil con las actividades porque son dinámicas y pedagógicas frente a temas como la escritura musical, por ejemplo, que es uno de los aspectos más difíciles de enseñar en los pequeños que a su vez están aprendiendo también a escribir y leer. Destaco en Viajeros una opción maravillosa para acercar la música a docentes de artística que muchas veces no saben cómo aprovechar una o dos horas en que se ven enfrentados a enseñar esta asignatura".